Hay mensajes que al viento van,
surcan los mares
tal vez taciturnos,
o quizá a la espera del cayado que los acompañe.
La sensatez muchas veces lleva al silencio,
espacio de tiempo que dedicamos a la reflexión
frente al mar
u observando la palidez de la luna sonriente.
Parecen círculos delineados en el recodo de una interrogante,
se apoyan en hechos visibles,
tan palpables que casi podemos tocarlos.
lo mismo sucede con los sentimientos…
Un arpa traza serpentinas en el aire
deleitando su andar cuando broncea nuestros oídos,
epígrafe quizá de un antiguo poema que derramó
su paso sobre las vertebras de un piano
entonando el ansiado “Claro de luna”
par los no videntes….
Y entonces todo vuelve a su lugar:
las palabras se definen,
los panoramas se vislumbran,
y el amor apoya su rúbrica
en una melodía que todo lo hace posible.
Sandra Taragán
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