La estación
de trenes duerme,
entre ellos
hay sombras de pasado,
risas de
niños saboreando helados,
una chiquilla
aguarda a su abuela,
huele su
aroma desde lejos.
Una muñeca más
alta que la pequeña
le regala
una melodía,
piel
rosada, ojos grandes,
un abrazo
que no pide permiso,
salpica el
rostro de la anciana.
Despliegue
de aromas a maní azucarado
y bagajes
de besos recorren el recinto,
envolviendo
a los pasajeros,
con pasos
de arena.
Son
encuentros,
mitades que se juntan,
abriendo expectativas
impulsos
vitales, miradas necesarias…
Pasos que
giran quebrando pasados,
hermoseando
futuros
centrados
en el presente.
Otro vagón
llega, se escucha su esplendor
no más
desencuentros.
Sandra
Taragán- Vicairot
No hay comentarios:
Publicar un comentario