viernes, 24 de abril de 2020

Instante fecundo





A orillas del mar contemplo como
las huellas de promesas se van diluyendo,
el oleaje manso, manto de vida
sigue su paso cansino.

El sol acaricia sus pupilas en la vastedad acuosa
y su reflejo me devolvió dos miradas:
la del transeúnte que dilapidaba su tiempo
y aquella que observaba mi alma herida.

Las escaleras de mis tiempos
tienen peldaños distintos unos quebrados
y otros perfumados por esperanza.

Palabras apoyadas en renglones fértiles
y otras voces que caen en abismos,
Balbuceé  su Nombre con una hebra de voz
envuelta en espanto por tantos pies descalzos.

Una luz arrulló mi oído
abriendo las cortinas de mis manos,
“estas cosas tienen que suceder”
entonces: abracé el cielo para seguir
El Camino.

y esbocé una sonrisa atendiendo
la Palabra.

Sandra Taragán- Vicairot

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