Ella fue prisionera de su propio corazón
una voz abrió sus arcos,
desvaneciendo el ancla
que la aparcaba en un pantano de huesos secos.
Un punto y aparte
la esperaba en la calzada de recuerdos,
lo alimentó con maná
hasta nutrir su esencia.
Con miel sanó sus heridas
desvistió sus miedos,
acarició las manos de la esperanza,
ascendió a la cima de una montaña,
construyó un altar,
quemó el pasado
ahora mira hacia el cielo agradecida
por una nueva vida.
A vizoró su quinto elemento
S uperó fantasmas
A rrulló su alma
N adó hasta el faro
A maneciendo junto a él ...
Sandra Taragán - Vicairot
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