Y un día me hice pequeña, para sentir tus mimos,
pequeña para apoyar mi cabeza sobre tu regazo,
para sentirme segura y preguntar sin temores.
Y sentir tus manos blancas acariciando mi cabello.
Ese perfume perdura, y nada en mis ojos
con la suavidad de un mar en calma.
Quise volar y volé pero luego… retorné a ti
para hacerme pequeña
Y aunque tus manos ya estaban añejas,
el mismo sentimiento de seguridad
regocijó mi alma.
Y tú estabas allí y estás conmigo,
me hablas al oído para disipar mis dudas.
Y un día te pregunté: -como se hace para olvidar?
y una sonrisa acarició tu semblante
-No pensando hija, no pensando.
Y rubriqué un pacto con el olvido,
pero hay cosas que no pude borrar
tu perfume, el aroma de madre
ese no lo quise olvidar.
Y cada vez que lo evoco me hago pequeña.
Sandra Taragán- Vicairot
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