Sembraré
un camino de antorchas
En el
medio del océano para que regreses a mí
Cuando
despiertes.
Es
allí un lugar lúgubre? No lo creo.
He
recorrido de puntillas aquel viejo libro
que
leíamos juntas y escuchábamos a Cortázar.
Tú me
preguntabas sobre temas de los que jamás
te
habías ocupado.
Anhelosa
de conocimiento estabas.
De
niña habías recibido una tunda
por
acercarte a una iglesia.
Buscabas
respuestas…no fuiste comprendida.
Nuestras
vías se juntaron, en el recodo de interrogantes
e increíblemente
me tocaba a mí en este caso,
contestarlas…
Heredé
tu naturaleza ávida, hambrienta, casi caníbal
por
saber y entender.
Las
respuestas, no estaban allí en aquellas construcciones
de
mármol, llenas de imágenes y cirios.
Recuerdas
aquel viejo manual, que usé para el liceo?
En
que estudié el Cantar de los cantares, estaban allí.
Y mi
naturaleza racional, me empujó a la fé
increíble
no? Encendía el televisor y las noticias
me
llevaron al mismísimo meollo del asunto.
Constatando
que lo que estaba aprendiendo
no
iba a poder, hablarlo con cualquier persona porque…
se
oponía a todas las tradicionales costumbres de este mundo.
Pero
con la sensatez de cotejar cada texto las conclusiones emergían
y ya
no podía negarlas.
Y así
seguí el camino.
Sandra
Taragán -Vicairot
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